. VICTORIO ZITO
. ALFREDO MEYER
. GUSTAVO LEVISMAN
. SEBASTIAN NAGATA
. MATIAS ALTO
UN INNOVADOR
(area en elaboración)
Mucho antes de que llegaran a la Argentina, los primeros entrenadores de la República Popular China, se destacó un entrenador de Buenos Aires, ex modesto jugador, y sin capacitación técnica formal.
Eran los 60, años en que la información técnica, llegaba únicamente a través de la revista "Butterfly", y el contacto deportivo con el exterior, hasta con los países de América del Sur, era esporádico.
Después de tres años sin Sudamericanos, Santiago de Chile, fue designada en 1967, sede del certámen, y la FATM resolvió que el técnico de GEBA, Carlos Marcos Moraña, a el nos referíamos, fuese el entrenador del seleccionado argentino.
La Federación rompió así con una tradición de viajar a los torneos internacionales sin entrenadores, o con dirigentes que oficiosamente cumplían con ese rol.
Cabe acotar, que por entonces, como Moraña, existían en el país, otros cinco o seis entrenadores, igualmente "improvisados" y sin capacitación previa, más allá de la experiencia acumulada como jugadores.
Meyer, por entonces el mejor de Argentina, estaba en Europa, y no iba a viajar a Chile. Entonces, Moraña pateó el tablero, y en lugar de "protegerse" con otros jugadores experimentados, formó el equipo base de mayores con tres notables juveniles.
Más allá del resultado, Argentina quedó en mitad de la tabla, como venía sucediendo desde hacía tiempo, la actitud de Moraña impulsó una modernización del tenis de mesa local:
en poco tiempo, varios menores argentinos, lograron posicionarse por primera vez, en podios de Sudamérica.
Mucho antes de que llegaran a la Argentina, los primeros entrenadores de la República Popular China, se destacó un entrenador de Buenos Aires, ex modesto jugador, y sin capacitación técnica formal.
Eran los 60, años en que la información técnica, llegaba únicamente a través de la revista "Butterfly", y el contacto deportivo con el exterior, hasta con los países de América del Sur, era esporádico.
Después de tres años sin Sudamericanos, Santiago de Chile, fue designada en 1967, sede del certámen, y la FATM resolvió que el técnico de GEBA, Carlos Marcos Moraña, a el nos referíamos, fuese el entrenador del seleccionado argentino.
La Federación rompió así con una tradición de viajar a los torneos internacionales sin entrenadores, o con dirigentes que oficiosamente cumplían con ese rol.
Cabe acotar, que por entonces, como Moraña, existían en el país, otros cinco o seis entrenadores, igualmente "improvisados" y sin capacitación previa, más allá de la experiencia acumulada como jugadores.
Meyer, por entonces el mejor de Argentina, estaba en Europa, y no iba a viajar a Chile. Entonces, Moraña pateó el tablero, y en lugar de "protegerse" con otros jugadores experimentados, formó el equipo base de mayores con tres notables juveniles.
Más allá del resultado, Argentina quedó en mitad de la tabla, como venía sucediendo desde hacía tiempo, la actitud de Moraña impulsó una modernización del tenis de mesa local:
en poco tiempo, varios menores argentinos, lograron posicionarse por primera vez, en podios de Sudamérica.
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